domingo, 26 de septiembre de 2010

OCUPARSE PARA PREOCUPARSE

Una de las cosas que deberíamos tener siempre en mente es el momento presente, el recordarnos el ahora, buscar la forma de hacer presencia presente en la vida, sin embargo esto uno se pregunta ¿cómo se consigue esto?, ¿cómo hacemos para tener el tan anhelado momento presente?

Esa es una respuesta que se va consiguiendo con el tiempo, con la práctica, con el hacer, por lo tanto podría no haber una respuesta sino sólo aquella respuesta que nos da la vida, podría no haber un camino sino sólo el camino que creamos en la vida paso a paso y de ahí en adelante se deja caer otra vez el velo de Isis sobre la verdad que habíamos logrado desvelar. Ósea volvemos a avanzar en la vida, en nuestra evolución y ya nos encontramos no en un nuevo peldaño de la escalera, sino en uno de los tantos descansos de la misma que hemos programado para nuestro viaje, pero nuestro viaje no termina en el descanso, nuestro viaje no es el descanso de la escalera, nuestro viaje es simplemente, y sin lugar a dudas, volver a la patria del espíritu de forma conciente de todos y cada uno de los peldaños y descansos que en nuestra escalera programamos.

Hasta ahí todo bien, hasta ahí es lo que hemos escuchado y lo que hemos visto como obvio y casi de natural conocimiento de nuestra conciencia, sin embargo nos encontramos frente a un conocimiento que no escapa, en el sentido de que no trasciende, a nuestra conciencia y por lo tanto hasta ahí es conocimiento conciente, aquel que nos acompañará en nuestra próxima encarnación y por consiguiente el plus que hará más completa y más compleja nuestra evolución. Pero ante esto ¿nos hemos puesto a reflexionar efectivamente sobre aquel conocimiento?

Mucho se habla del conocimiento, de la era del conocimiento, del saber, del saber hacer, pero poco se habla de la sabiduría, de formar personas sabias de llevarlas a la sabiduría desde el conocimiento como una forma de mejorar no tan solo la cantidad de materia que evoluciona sino que también de la calidad de la evolución misma.

En otras palabras hablar del ocuparse implica un acto de sabiduría sobre las cosas, de ver, observar y contemplar a la vida tal cual es, pero mucha atención, la vida tal cual es no esta fuera de nosotros, sino que dentro de nosotros, todo está en nosotros y nosotros estamos en el Todo, ósea somos nosotros mismos las primeras páginas del libro abierto de la naturaleza, por lo que la única forma de comprender el sentido profundo de la vida exterior se consigue solamente asimilando, comprendiendo y descifrando los códigos maestros que se encuentran en la introducción de nuestra vida, aquella que nunca deja de estar presente, aquella que hemos vivido y que vuelve a nosotros como reminiscencia presente, cuando volvemos a sentir el dolor, el amor, el rencor, la felicidad, la gracia, la dicha, la alegría, la tristeza, la grandeza, etc.

Pero ¿por qué debemos vivir estas reminiscencias?, ¿acaso no tendremos más vida que la que nuestras reminiscencias nos permiten?, ¿Nuestra vida será una eterna reminiscencia de otras vidas o sólo un magro porcentaje de autenticidad en la presente existencia?

Es ahí cuando caemos en el sueño, en la letanía de la vida, cuando dejamos pié a la reminiscencia que nos ayudo a ocuparnos del momento presente y lo volvimos preocupación por la eventualidad de situaciones que podrían desarrollarse como una pseudo manifestación de nuestra conciencia. Sí, esto no es menos cierto, pensamos, si es que realmente pensamos, creemos, si es que no mitificamos, que nuestra vida podrá sucederse de tal o cual manera, que podrán desarrollarse tales o cuales acontecimientos y luego de eso comenzamos a armar una enorme telaraña de posibilidades y variables que nos remiten al sueño eterno que tanto requiere la naturaleza, el universo y todo y, con esto, volvemos a cumplir cabalmente nuestro rol como homo sapiens que somos, dejando de lado una de las reales premisas del despertar, el ser capaces (realmente capaces) de superar las propias limitaciones de la especie.

Si lo vemos más de cerca es cosa de mirar nuestra propia existencia diaria, nuestra convivencia con cada ser humano que nos rodea. Cuantas veces mantuvimos discusiones con nuestros padres, hermanos(as), nuestras parejas, esposas, concubinas, amantes, amigas con ventaja o como quiera llamárseles y siempre caímos en la misma lógica, discutíamos, para luego arreglarnos, pero en el intertanto en que nos arreglábamos nuestra mente se abría a muchos distintos caminos de cómo sería este proceso, de nuestras opciones, de nuestras convicciones, de todo lo que implicase tener una respuesta o solución a la misma.

Pero cuanto perdimos de oportunidad para crecer, hasta que uno toma sobre sí la responsabilidad de su propio desarrollo y evolución espiritual. Me recuerdo de la última discusión con mi esposa, bueno discusión no, pero momento de tensión en donde dos seres humanos tomaron posición en veredas distintas respecto del mismo camino que decidieron caminar juntos, hasta que la vida determine lo contrario. Probablemente hace un par de años atrás hubiese una de esas de padre y señor mío como se dice, sin embargo al momento de dar el primer paso y traspasar el umbral del sueño decidí detenerme, no dar el paso, no entrar en el sueño profundo, sino que por el contrario, observar lo que estaba pasando, no podía permitir que mi mente abierta dejará que las posibilidades entrasen a ocupar el momento presente, debía mantenerme ahí, inclusive mirando como las posibilidades “paseaban la cuadra” de mi conciencia y fue en ese momento en que hice realmente mío, realmente conciente dicho momento no como medio de conocimiento, sino que como manifestación de un rayito de sabiduría.

Sí, todo fue distinto, todo fue muy distinto, dicho momento fue presente, dicho momento me permitió ocuparme del presente y no del devenir de un mundo inexistente que me llevaría al sueño momentáneo que tanto provecho recoge la vida.

El tener esa capacidad de observar, de mirar y de no participar permite darse cuenta de lo que realmente es importante respecto de lo que es simplemente paja molida; sí, así de cierto, porque lo único que debe prevalecer en nuestra mente es justamente eso, luchar y seguir nuestro camino por lo que realmente es importante, aquello que siempre es presente, aquello que nos mantiene ocupados y no “pre-ocupados”, ya las discusiones, los problemas, las dificultades, las angustias, las penas (dentro del mundo profano) son sólo eso, son variables que nos alejan de aquello de lo cual nos tenemos que ocupar, son todos aquellos fantasmas que habitan en nuestra vida material y que desdibujan el foco de nuestro objetivo.

Esto no quiere decir que en la medida que avancemos, que crezcamos estos fantasmas no han de acompañarnos, todo lo contrario, nos siguen, nos persiguen esperando vernos debilitados, cual ave de rapiña espera que su presa caiga, decaiga y deje de luchar para luego alimentarse de nuestras viseras, comerse nuestro ojos y posarse sobre nuestro pecho como “guerrero victorioso”, es ahí, justamente ahí, donde ocuparse del momento presente, no el hacernos guerreros del momento, sino que dejar que nuestro guerrero tome posesión de nuestro cuerpo y nos ponga por sobre las limitaciones de este para salir adelante, pero claramente esto tiene una condición, hay que dejar que nuestro guerrero tome posesión de nuestro cuerpo de forma conciente porque de eso dependerá no tan sólo el conocimiento que ha de aplicar y el que ha de generar, sino que dependerá de forma magistral de la calidad de la Sabiduría ha crear como parte de la respuesta auténtica a las adversidades de la vida, a aquellos desafíos que enfrentamos siempre, de forma gloriosa, con una sonrisa en los labios, sabiendo que aunque todo este en nuestra contra, aunque la sentencia sea en nuestra contra, simplemente eso no importa porque simplemente habremos obtenido la victoria del guerrero que se traduce simplemente en ser cada día más dueño de su vehículo, ser cada más partícipe de esta existencia, ser cada día más y no parecer cada día más.


BEN RAIR

TEXTO PREPARADO POR UN MAESTRO DE NUESTRA ESCUELA

SEPTIEMBRE 2010