martes, 21 de febrero de 2012

EL RETRATO DE MOISES

El mundo entero se encontraba asombrado y conmovido por el milagro del Éxodo. El nombre de Moisés estaba en los labios de todos. Noticias del grandioso milagro llegaron también a oídos del sabio rey de Arabistán. El rey llamó al mejor de sus pintores, le ordenó que fuera donde Moisés se encontraba, que pintara su retrato y que se lo trajera. Cuando el pintor hubo regresado, el rey reunió a todos sus sabios, hábiles en la ciencia fisonómica, y les pidió que describieran por el retrato, el carácter de Moisés, sus cualidades, inclinaciones, hábitos, así como el origen de su milagroso poder…

Señor, respondieron los sabios, “este es el retrato de un hombre cruel, soberbio, ávido de riquezas, poseído por el ansia de poder y por todos los vicios que hay en el mundo (tabaco, sexo, lujuria etc.). Estas palabras provocaron la indignación del rey. “¿Cómo puede ser posible –exclamó- que ese hombre, cuyas maravillosas hazañas asombran a todo el mundo pueda ser así?”

Se inició una discusión entre el pintor y los sabios. El pintor afirmaba que el retrato de Moisés había sido pintado en la forma más fiel posible, mientras los sabios mantenían que ellos habían determinado el carácter de Moisés absolutamente de acuerdo al retrato.

El sabio rey de Arabistan, decidió comprobar cuál de las partes en disputa tenía razón, y él mismo partió para el campamento de Israel. Desde el primer momento el rey pudo comprobar que la cara de Moisés había sido retratada con la mayor fidelidad por el pintor. Al entrar en la tienda del hombre de Dios, se arrodilló, hizo una reverencia y contó a Moisés la discusión entre el artista y los sabios.

“Al principio, hasta que ví vuestra cara”, dijo el rey, “pensé que el artista había pintado mal vuestra imagen, pues mis sabios son hombres de mucha experiencia en la ciencia fisonómica. Ahora me he convencido de que son hombres sin ningún mérito y de que su sabiduría es vana e inútil”

“No –respondió Moisés- No es como vosotros pensáis: tanto el pintor como los fisonomistas son hombres de gran mérito, y tanto uno como los otros tienen razón. Sabed que todos los vicios de los que han hablado los sabios me fueron asignados por la naturaleza, y quizás en un grado muy superior al que ellos han encontrado en mi retrato. Pero yo he luchado contra mis vicios durante mucho tiempo, desplegando mi mayor fuerza de voluntad hasta elevarme sobre ellos, logrando así que todo lo que les era contrario se convirtiera en mi segunda naturaleza. Y en esto estriba mi más grande orgullo.


Todo crecimiento del Espíritu, que es la verdadera evolución, se corresponde con un crecimiento de la parte animal del individuo, ya que la bestia es la sombra del Espíritu. Algunos creen que hombres de la espiritualidad de Jesucristo, Moisés, el Dalai Lama por ejemplo, no habrían tenido defecto alguno, en circunstancias que a su tremenda Esencia Espiritual se correspondía un sombra acorde. Lo que sucede es que ellos lograron elevarse por sus defectos, dominaron así el alma animal y se pusieron en contacto con su juicio interno. Esto es lo que se representa en la figura de Jesús montado en un burro al entrar a Jerusalén, “el iniciado dominado y manejando a su animal”.


HOMBRE SOLAR

FEBRERO 2012